Us trasllado literalment un article aparegut el dia 17 al diari público (www.publico.es) que, com veureu, tracta sobre una matèria que pot canviar en gran mesura la gestió en el trasllat del personal afectat per una emergència.
Per evitar confusions o matitzacions errònies encara que inocents (no som experts en aquesta matèria), hem preferit reproduir-lo literalment.
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Sangre fría para salvar vidas
Un proyecto en EEUU ensayará la ‘hibernación’ para mantener vivos a los pacientes hasta su llegada al quirófano
AINHOA IRIBERRI Madrid 17/11/2011 10:05
especialistas en trauma de la Facultad de Medicina de la Universidad de
Pittsburgh (EEUU) acaba de anunciar el inicio de una nueva, y
arriesgada, técnica experimental para ganar tiempo y mejorar la
supervivencia de estos heridos. A través de la introducción de un fluido
frío en el organismo de la víctima, se le provocará una hipotermia
grave, de forma que el organismo quedará a una temperatura de 10 ºC (la
temperatura normal es de unos 36,5 ºC). En otras palabras, se le
congelará. La tesis de los autores, liderados por el especialista en
Cuidados Intensivos Samuel Tisherman, es que, mientras el organismo esté
congelado, el cerebro necesitará menos sangre y, por lo tanto, no
sufrirá tanto las consecuencias de las hemorragias masivas.
Puede estar provocado por accidentes de tráfico o heridas de arma,
pero el traumatismo múltiple es una de las primeras causas de muerte en
individuos jóvenes. En una escena que resulta familiar en las series o
películas de temática médica, cuando un paciente sufre una parada
cardiaca por hemorragias múltiples, los médicos tratan de mantenerlo con
vida. La estrategia más habitual es la llamada resucitación
cardiopulmonar. Una vez que el corazón ha vuelto a latir, los cirujanos
intentan reparar las heridas que provocan las hemorragias. Aunque a
veces lo consiguen, la pérdida de sangre hace que el cerebro no reciba
el oxígeno que necesita y los politraumatizados quedan con múltiples
secuelas, eso contando con que a los médicos les haya dado tiempo a
parar las hemorragias y hayan sobrevivido.
Se
alarga así, en teoría, lo que los especialistas en Urgencias llaman “la
hora de oro”, el tiempo en el que se considera fundamental reparar las
heridas para que el cerebro no sufra secuelas, como confirma el jefe de
la sección de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Virgen
del Rocío de Sevilla, José María Domínguez Roldán. “La hora más
importante es la primera; si en ese tiempo se lograra controlar la
tensión y evitar que se produjera mucha isquemia, se ralentizaría el
daño cerebral”, explica el experto, que considera que la idea “tiene
bases fisiológicas sólidas” pero que, sin embargo, “suena aún como algo
muy lejano”.
Para este especialista, la tesis de los
estadounidenses es “difícil de desarrollar por los riesgos y
complicaciones”. Para Domínguez Roldán, una de las dificultades
consistiría en mantener la presión arterial, algo que “ya es complicado
en una persona sana que entra en hipotermia”.
Para saber si la
tesis de Tisher man y sus colaboradores funciona, habrá que esperar al
primer trimestre de 2012. Pero, de momento, las autoridades sanitarias
estadounidenses lo han autorizado, aunque con una característica
peculiar: las personas que quieran participar (y que obviamente están
sanas en la actualidad) podrán apuntarse al ensayo, sabiendo que la
técnica se les aplicará sin que firmen, ni ellos ni sus familiares, el
llamado consentimiento informado, un documento que es obligatorio en las
intervenciones quirúrgicas pero que, en este caso, sería inviable
porque retrasaría un procedimiento en el que el tiempo es vital.
El organismo quedará a 10 ºC, frente a los 36,5 ºC normales
Para garantizar que las personas que accedan a participar, en el
caso de sufrir un trauma múltiple, tengan una información suficiente
sobre los posibles riesgos, las autoridades sanitarias han obligado a
los promotores del ensayo a organizar al menos dos audiencias públicas
(que tendrán lugar los próximos 7 y 8 de diciembre) en un auditorio en
la Universidad de Pittsburgh. Allí los residentes de la zona podrán
preguntar a los expertos todas sus dudas sobre el ensayo, en el que
también participará otro centro médico, el Centro de Traumatismo y Shock
R. Adams Cowley, en Baltimore. Los que opten por no dar permiso para
que experimenten con ellos la nueva técnica, denominada Conservación y
Resucitación de Emergencia, podrán pedir una pulsera que les identifique
como contrarios al ensayo clínico.
Funciona en animales
La
idea de Tisherman de aplicar hipotermia para ganar tiempo se utiliza en
varias indicaciones en la actualidad. Pero lo radical de su
aproximación consiste en la temperatura escogida. Diversos estudios en
animales han demostrado que la técnica es segura. Un trabajo dirigido
por el cirujano de la Universidad de Texas Dan Meyer demostró en perros
que la hipotermia inducida tras un shock hemorrágico reducía las
necesidades metabólicas y el consumo de oxígeno. Lo mismo se ha visto en
ratas y en conejos.
La tesis es que el cerebro necesita menos sangre y no sufre daños
Sin embargo, una revisión publicada en 2009 en Scandinavian
Journal of Trauma por investigadores de la Universidad de Harvard y el
Hospital de Washington DC, con el clarividente título Hipotermia en
traumatismo sangrante: ¿amigo o adversario?, destaca que la bajada
radical de la temperatura del paciente “es una espada de doble filo”.
Los
autores afirman que los datos preclínicos demuestran que la congelación
puede proteger los tejidos de la isquemia (o muerte celular), reducir
el daño orgánico y mejorar la supervivencia. Sin embargo, subrayan que
“si no se maneja con cuidado” puede asociarse con un gran número de
complicaciones, que incluyen la bajada de las pulsaciones tras un
incremento inicial, la posibilidad de que se formen coágulos y un mayor
riesgo de infecciones, puesto que la hipotermia reduce la producción de
citoquinas, esenciales en el sistema inmunológico; y, por último, un
peor metabolismo de los fármacos.
Al secretario de Emergencias de
la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes),
Ervigio Corral, pionero en España desde el Samur de Madrid en poner en
hipotermia a pacientes que han sufrido una parada cardiaca, el
experimento que propone Tisherman suena “demasiado arriesgado”, porque
con una hipotermia muy profunda “se pueden provocar alteraciones
hemodinámicas de las que es muy difícil sacar al paciente”.
Los residentes de Pittsburgh elegirán si quieren que se les aplique o no
Corral explica que, en España y desde 2003, a los pacientes que
han sufrido una parada cardiorrespiratoria ya en la ambulancia se les
induce una temperatura de 34 ºC, que en el hospital se reduce incluso
hasta 32 ºC. Es lo que se conoce como hipotermia moderada y, según un
estudio de próxima publicación en la revista Emergencias, prácticamente
duplica el porcentaje de pacientes que sobreviven a la parada cardiaca
sin secuelas.
Suero frío y manta térmica
El método
que se utiliza en la práctica clínica actual es parecido al que van a
aplicar los promotores del ensayo clínico estadounidense, ya que se les
inyectan sueros fríos (a 5 ºC), lo que se añade a envolverlos en una
manta térmica que se enfría con el propio sistema de aire acondicionado
de la ambulancia. “La técnica de la hipotermia es una opción ahora mismo
para los pacientes en parada cardiaca y se utiliza para ganar tiempo”,
subraya el presidente de la Semes, Tomás Toranzo.
En el ensayo de
Pittsburgh los participantes recibirán además fluidos fríos a través de
una cánula, un tubo de gran volumen, que se insertará en la aorta, la
mayor arteria del cuerpo. Se utilizará un bypass cardiopulmonar, una
máquina que suplanta temporalmente la función de corazón y pulmones
durante la cirugía, para restablecer la circulación de la sangre tras la
hipotermia inducida.
“Tiene bases sólidas, pero suena muy lejano”, opina un experto
Aunque la técnica mostrara finalmente su utilidad y se aplicara
en la clínica, Domínguez Roldán apunta que quizás en España no fuera tan
necesaria, ya que se presentan menos heridas de bala y, según este
experto, la tasa de mortalidad en pacientes de traumatismo no es tan
elevada.
Para lo que parece que sí podría ser muy útil la
técnica es para lo que ya intentó probar el médico de Napoleón: ganar
tiempo para los heridos en el campo de batalla. Una pista de que este
podría ser uno de los objetivos del proyecto la ofrece el hecho de que
sea el Ministerio de Defensa de EEUU quien financia los estudios.
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